Me alegré mucho cuando supe que mi primer bebé iba a ser una niña. Y el segundo. Y el tercero. También hubiera querido mucho a mi hijo si hubiera sido bendecida con uno, pero sabía que tenía lo necesario para criar a una niña.
Estoy decidida a criar a mis hijas para sean fuertes, seguras y felices. Quiero que sean chicas “guerreras”. Eso sí, una princesa también puede ser una guerrera, así que no les niego sus bonitos vestidos, lazos para el pelo y me encanta hacerles bonitas trenzas. Pero quiero que sepan que sirven para mucho más que sólo verse guapas. Así es como trato de hacerlo:
Enfatiza la auténtica belleza
Quiero que sepan que la verdadera belleza no está en el exterior, irradia desde dentro. Las personas tienen diferentes alturas, tamaños y colores, pero lo que las hace realmente bellas o feas es la forma en cómo actúan. Esta verdad se confunde cuando niñas o mujeres mayores hacen comentarios tontos sobre cómo se ven ellas u otras personas.
Si alguien hace eso en presencia de mis hijas, intervengo. Quiero que mis hijas estén sanas y amen sus cuerpos tal y como son, perfectos en su imperfección. Quiero ayudarlas a construir su confianza sobre la base sólida del amor propio en lugar de las arenas movedizas de la aprobación de los demás. ¿Te imaginas a un guerrero preocupándose por su aspecto o por lo que otros puedan pensar?
También me aseguro de reconocer y apreciar la verdadera belleza delante de ellas, una hermosa sonrisa, un corazón lleno de amor, amabilidad y conducta respetuosa.
Enséñales a estar orgullosas de quiénes son
Una manera segura de fomentar la confianza en los niños es darles amor incondicional, el tipo de amor de “te quiero incluso cuando te portas mal”. No tienes que decirles eso, pero asegúrate de que lo sepan.
Cada una de mis hijas tiene virtudes únicas, y también defectos. Una es buena en matemáticas, otra es mejor en gimnasia, y está bien. Todos somos diferentes, y ser diferente es nuestra fortaleza. Un verdadero guerrero conoce su debilidad, pero no se obsesiona con ella.
Les digo a mis hijas que se enfoquen en lo que son buenas, que se sientan orgullosas de quien son y disfruten de su estado de niñas (y más tarde, de su feminidad). Mis hijas nunca deberían escuchar que no pueden hacer algo por ser chicas.
Dales buenos modelos a seguir
La Bella Durmiente y Blanca Nieves nunca fueron mi cuento favorito. Prefiero contarles las aventuras de las valientes y audaces Pippi Calzaslargas, Matilda, Astrid o Vaiana. Y no los cuentos de hadas tradicionales con princesas cuyo único objetivo de vida es ser salvados por un apuesto príncipe y casarse. ¿Por qué estas historias siempre terminan en una boda? ¿Qué hizo Cenicienta después de convertirse en princesa? ¿Hizo que los huérfanos como ella siguieran siendo sus sirvientes?
Dale a tus hijas modelos correctos y asegúrate que sepan que sus aspiraciones no deben limitarse a ser bellas y populares. Tal vez no haya tantos personajes femeninos fuertes en la literatura infantil, pero hay muchas damas heroicas cuyas biografías puedes explicar antes de irse a dormir. O tal vez haya heroínas anónimas en tu propia familia o comunidad: abuelas, tías, primas o vecinas cuyas vidas podrían ser de inspiración para los sueños de una niña pequeña.
Dales algo por lo que luchar
No quiero que mis princesas guerreras agiten sus lanzas contra molinos de viento, así que trato de mostrarles el mundo con sus verdaderos colores y enseñarles la diferencia entre lo bueno y lo malo. La pobreza, la injusticia, el racismo y la contaminación ambiental que nos rodea. No se lo ocultes, simplemente trata los problemas serios de la sociedad con un lenguaje adecuado para su edad. Explícales que existen problemas pero que también tienen soluciones.
Por ejemplo, si estás involucrada en el trabajo comunitario, también involucra a tus hijas. Permíteles poner su granito de arena, busca un papel de voluntariado adecuado para ellas. Tal vez podrían pasear al perro de un vecino anciano o ayudar a los niños desfavorecidos con sus tareas.
Fomenta la empatía
Nadie lucha por una causa sólo porque su madre se lo dijo, para marcar la diferencia, debes hacerlo con pasión, y para despertar la pasión necesitas despertar la empatía. Y esta es una cosa que se puede enseñar. Explícales historias sobre dificultades y problemas, historias que no necesariamente tienen que tener un final feliz, anima a tus hijas a que reconozcan sus propias emociones y que sepan que está bien sentirse infeliz, enfadada y triste. Las emociones no son buenas ni malas; tenemos que aprender a lidiar con lo positivo y lo negativo.
Enfatiza la importancia de ser amable en lugar de ser la mejor. Dile a tu pequeña niña guerrera que la felicidad personal vendrá como un extra cuando te esfuerces por vivir la vida como una buena persona. Intenta comprender a las personas en lugar de juzgarlas. Si adquieres el hábito de ser empático tus hijas te seguirán. Y la empatía conduce a la felicidad.
Enséñales que "no" significa "no"
Asegúrate de que tus hijas aprendan que pueden tomar sus propias decisiones. Para empezar, dejo que mis hijas decidan qué y cuánto comer, nunca las obligo a terminar la comida que no les gusta. Les dejo que se vistan como quieran, siempre que la situación y el clima lo permita, y no me importa si los colores que escogen no van conjuntados.
Si se niegan a ponerse el gorro un día de frio, les digo “vale está bien, pero guárdatelo en el bolsillo por si más tarde hace todavía más frio” Si quieren jugar a un juego de mesa, me uno. Si me piden un nuevo juguete de camino al médico, por otro lado digo que no. Quiero que aprendan que tienen derecho a tomar sus propias decisiones y que respeto su opinión, así como yo espero que respeten la mía.
Dales responsabilidades
Les enseño a tomar sus propias decisiones, pero para ser realmente dueñas de su decisiones, también deben ser responsables de los resultados. Hago que mis hijas limpien sus juguetes o deben barrer el suelo si se les cae el azúcar.
No me responsabilizo de su aburrimiento, simplemente les señalo las opciones que tienen pero no les digo lo que tienen que hacer. Estoy allí por si mis chicas se meten en problemas o si no pueden hacer algo por su cuenta, y lo saben.
Les recuerdo que no todo está en nuestra manos y que tenemos un control limitado de las circunstancias. ¿Y qué? La felicidad no se encuentra en las circunstancias, está en nosotros. Y no tenemos que esperar a que un príncipe o un superhéroe nos salve. Podemos hacerlo nosotras mismas. Lo que sea que nos suceda puede fortalecernos.
Hazles saber que pueden lograr cualquier cosa
Las grandes mujeres que cambiaron el mundo no lo hicieron agitando varitas mágicas y susurrando hechizos. No lograron sus objetivos porque tuvieron suerte. Lograron todo lo que hicieron a través del trabajo duro y la determinación.
Esta es la razón por la cual soy muy cuidadosa al elogiarlas, nunca les digo “eres muy lista” si no que reconozco y aplaudo sus esfuerzos.
Déjalas jugar
Los niños necesitan jugar. Y necesitan que su juego sea desafiante, incluso arriesgado. Es por eso que a veces cierro los ojos, para evitar detenerlas, cuando veo que mis hijas se balancean demasiado alto. El juego arriesgado les enseña a lidiar con el estrés y construir su coraje, esencial para todos los aspirantes a guerreros. El juego libre también fomenta la sensación de confianza en sí mismas.
La sobreprotección, puede hacer que los niños tengan dificultades para lidiar con el estrés y ser más propensos a problemas de salud mental en el futuro. Por supuesto, no quiero que mis hijas se hagan daño, pero hay una diferencia entre un desafío arriesgado y un peligro. Escalar un árbol es arriesgado, pero no es realmente un peligro. Cruzar una calle concurrida es un peligro, y es crucial que mis hijas aprendan cómo hacerlo de manera segura.
Desarrolla su fuerza física
Las guerreras deben ser fuertes. Si bien todo lo anterior está destinado a desarrollar el carácter y la fortaleza emocional, no podemos olvidar el aspecto físico. Quiero que mis hijas coman alimentos saludables, por lo que las involucro en la preparación de la comida y les hablo sobre las vitaminas y sus nutrientes. Quiero que hagan mucho ejercicio, así que me esfuerzo por sacarlas todos los días, incluso cuando hace frío.
Disciplino, no para controlar su comportamiento, sino para proporcionarles un marco saludable y ayudarlas a aprender a controlarse. Evito las cosas que pueden debilitar su fortaleza: pasar demasiado tiempo pegadas a la pantalla, demasiado azúcar y alimentos procesados, refrescos etc.
Fomenta el tiempo con papá
Un padre es el primer objeto de amor masculino para cada niña, y un estándar para todas las figuras masculinas futuras. Puedo decirles a mis hijas que son hermosas cien veces al día, y aun así, es la alabanza de su padre lo que les hace sacar la sonrisa más grande.
Las niñas que tienen una buena relación con su padre (u otra figura paterna) desde el principio tienen más probabilidades de fomentar relaciones sanas futuras, tener una mayor autoestima y sentirse más seguras de sus elecciones. Así como una gran mujer está detrás de cada gran hombre, también hay un padre amoroso y afectuoso detrás de cada chica fuerte, segura y feliz.
Por Claudia Can
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