¿Te cuesta despegar a tus hijos de la pantalla? ¿suele terminar en lloros o gritos? Como muchos otros padres solía avisar a mis hijos desde la cocina ¡Quedan 5 minutos para cenar! A lo cual me ignoraban totalmente. Cinco minutos después me dirigía a la habitación y apagaba la TV, el ipad, la consola, tablet etc. Esperando que lo aceptaran de forma silenciosa y tuviéramos una cena tranquila.
Pero lo que ocurría eran justo todo lo contrario, gritos, llantos, pataletas, cena fría etc. Y me di cuenta de que algo no estaba haciendo bien. Algo estaba mal en la forma en como abordaba el problema. Mis hijos no son propensos a los berrinches así que esta situación me llamó mucho la atención. No supe comprender el por qué, y quería que mis hijos desconectaran de las pantallas suavemente para devolverlos al mundo real sin tanto trauma. (porque esto era una cosa que sucedía casi todas las noches).
Luego, un amigo me presentó un pequeño truco de Isabelle Filliozat. Isabelle Filliozat es una psicóloga clínica especializada en crianza positiva. Es autora de numerosos libros sobre la educación de los niños y una autoridad en la crianza de los hijos en el mundo de habla francesa.
De un día para otro, mi mundo cambió. De repente supe cómo manejar el final del tiempo de pantalla sin gritos, berrinches o la cena fría. Aquí está el método muy simple de Isabelle Filliozat para terminar el tiempo de pantalla sin los gritos.
Lo que ocurre según la ciencia durante el tiempo de pantalla
¿Alguna vez se te ha ido la luz justo cuando el partido de fútbol está en su etapa más angustiosa? ¿O tu niño apagó la TV justo en el momento más importante del capítulo de tu serie favorita? Es difícil salir del estado de placer, que es lo que crea el tiempo de pantalla en nuestros cerebros. Es difícil para adultos. Para un niño, puede ser terrible.
Literalmente. Aquí, según Isabelle Filliozat, es por qué cuando los seres humanos (¡no solo los niños!) somos absorbidos por una película o jugando un juego de ordenador, estamos, mentalmente, en otro mundo. Las pantallas son hipnóticas para nuestros cerebros. La luz, los sonidos, el ritmo de las imágenes ponen al cerebro en un estado de flujo. Nos sentimos bien y no queremos hacer nada más. Ciertamente no queremos que la situación cambie.
Durante estos momentos, nuestros cerebros producen dopamina, un neurotransmisor que alivia el estrés y el dolor. Todo está bien, es decir, hasta que la pantalla se apaga. Los niveles de dopamina en el cuerpo caen rápidamente y sin previo aviso, lo que puede, literalmente, crear una sensación de dolor en el cuerpo.
Esta caída en las hormonas, este shock físico, es donde comienza el tiempo de los gritos de los niños. No importa que los padres tengamos claro que ahora es el final del tiempo de pantalla. Después de todo, lo habíamos discutido y arreglado de antemano (¡”20 minutos!”) o habíamos cedido ("¡5 minutos más!").
Para nosotros, es lo suficientemente claro y justo, pero para el niño, no lo es. Cuando está frente a una pantalla, no está en condiciones de pensar de esa manera o de razonar. Su cerebro está inundado de dopamina, ¿recuerdas? Apagar el interruptor de la televisión puede, para el niño, sentirse como un shock de dolor físico.
No le estás exactamente pegándole un cachete, pero eso es, neurológicamente hablando, justo lo que siente. Cortarle con fuerza es perjudicial. Entonces, tienes que cambiar el chip, y en lugar de darle al botón de apagado debes acercarte a su estado mental.
El truco: construir un puente
Cuando decidas que el tiempo de pantalla ha llegado a su fin, tómate un tiempo para acercarte a tu hijo, sentarte a su lado y entrar en su mundo. Mira la TV con él, siéntate con él mientras juega al videojuego. Esto no tiene que ser largo, medio minuto es suficiente. Solo comparte su experiencia. Luego, hazle alguna pregunta al respecto. "¿Qué miras?" Podría funcionar para algunos niños. Otros pueden necesitar preguntas más específicas. "Entonces, ¿en qué nivel estás ahora?" O "Ese muñeco es muy divertido. ¿Quién es?" En general, a los niños les encanta cuando sus padres se interesan por su mundo. Si están demasiado absortos y no responden, no te rindas.
Solo siéntate con ellos un momento y hazles preguntas. Una vez que el niño comienza responder a tus preguntas o te dice algo que ha visto o hecho en la pantalla, significa que está saliendo de la zona de "corte" y de vuelta al mundo real. Está saliendo del estado de flujo y de regreso a una zona donde es consciente de tu existencia, pero lentamente.
La dopamina no baja de golpe, porque has construido un puente, un puente entre dónde está él/ella y dónde estás tú. Puedes comenzar a comunicarte, y aquí es donde sucede la magia. Puedes optar por comenzar a hablar con tu hijo de que es hora de comer, ir a bañarse o simplemente que el tiempo de pantalla ha terminado. Debido al minuto de relajación, tu hijo a entrado en un escenario donde puede escucharte y hacerte caso.
Incluso puede que esté tan contento por la atención de los padres que quiera apagar la TV / tableta / computadora. (Lo he experimentado con mis hijos).
Desde que soy consciente de lo que sucede en la mente de mis hijos, manejo el tiempo de fin de pantalla mucho mejor. No siempre es tan fácil como quiero que sea, pero no hemos tenido un incidente de gritos desde que descubrí el pequeño truco de Isabelle Filliozat.
Pruébalo tú misma
La próxima vez que tu hijo esté sentado frente a una pantalla y quiera terminarla, intenta esto:
• Siéntate con el/ella durante 30 segundos y simplemente mira lo que esté mirando / haciendo.
• Hazle una pregunta sobre lo que está sucediendo en la pantalla. La mayoría de los niños aman la atención de sus padres y te darán respuestas.
• Una vez que has creado un diálogo, has tendido un puente, un puente que le permitirá a tu hijo, en su mente y cuerpo, pasar de la pantalla al mundo real, sin hormonas en caída libre, y por lo tanto sin crisis.
• Disfruta el resto del día juntos.
Por Anita Leman
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