Al pensar en cómo hacer que nuestros hijos coman de manera más sana, el enfoque se suele centrar en los alimentos que comen. ¿Comen demasiados dulces? ¿Comen suficiente fruta y verdura? ¿Reciben suficientes proteínas? Y con frecuencia nos olvidamos de un enfoque más grande y amplio.
Nuestro papel como madres y padres es mucho más importante que solo servir los alimentos adecuados. Debemos educarlos y fomentar una relación saludable con la alimentación
Lamentablemente, muchas de nosotras no comemos de la manera más sana, lo que nos puede acabar acarreando problemas de salud en el futuro. ¿Cómo evitar que estos malos hábitos pasen a nuestros hijos? ¿Cómo les podemos dar una educación en alimentación sana, positiva y saludable?
La educación en unos correctos hábitos alimenticios tiene que comenzar lo más pronto posible, para que los niños y niñas adquieran unos hábitos positivos que se queden con ellos de por vida.
Te doy algunos sencillos consejos:
1.- La comida no es "mala"
No hay comida que sea mala comida. Helados, chocolate, lo que sea. Nada de eso es malo... es comida. Si etiquetamos a algunos los alimentos como malos, ¿qué dice eso de nosotros cuando comemos estos alimentos "malos"?
No se debe esperar que nuestros hijos coman una dieta perfecta, pero sí darles unas pautas y conocimientos para que lleven a cabo una dieta saludable. Obviamente siempre hay fiestas, celebraciones, cumpleaños… y se abusa de la comida “basura”. Etiquetar los alimentos como "buenos" o "malos" creará en los niños una sensación de frustración cuando consuman estos alimentos, ya que inevitablemente lo harán.
2. Está bien comer dulces... de vez en cuando
Dulces y golosinas se pueden comer con moderación. Y está bien, para un de vez en cuando. Entonces, cuando tus hijos tengan la oportunidad de comer este tipo de alimentos, anímalos a disfrutar de la experiencia y evitar cualquier sensación de culpabilidad asociada.
Cuando mis hijos vuelven a casa después de una fiesta de cumpleaños y felizmente me informan sobre la cantidad de dulces que han comido. Pienso: "Espero que lo hayan disfrutado", "Apuesto que fue delicioso". Cuando estoy con ellos y hay un postre especial, los aliento a saborearlo tomando pequeños bocados y masticando lentamente, ya que entones es muy fácil que se apresure la cuchara y quieran repetir.
Ayúdales a disfrutar de diferentes aspectos de lo que están comiendo. Pregúntales a qué sabores sabe o qué texturas sienten en su lengua. Enseñarles a convertirse en conocedores puede aumentar su disfrute de los alimentos y ayudarles a sentirse satisfechos con la porción que reciben.
3. Sé un modelo a seguir
Si quieres que tus hijos coman alimentos nuevos, trabaja ese comportamiento en ti, todos tenemos algún alimento que no es nuestro favorito. Para mí son las espinacas. Me gustan casi todas las verduras menos las espinacas. Aunque preferiría no comerlas, trato de incorporarlas de vez en cuando en las comidas de mi familia. Quiero mostrarle a mis hijos que hay alimentos que no me apasionan pero estoy dispuesta a comer y a probar si son saludables. Mis expectativas con ellos son las mismas que tengo para mí.
4. Enséñale a tus hijos a comer hasta que estén llenos, no “rellenos”
Cuando comemos, hay un espacio de tiempo entre cuando nuestros estómagos están llenos y cuando nuestro cerebro nos dice que lo estamos. Durante este retraso, continuamos comiendo, lo que puede llevar a sobrecargarnos.
Es importante ayudar a los niños a descifrar cuando dejar de comer y aprovechar ese sentimiento de saciedad es un paso crucial para la salud de por vida. Muchos de nosotros tenemos problemas con esto, especialmente cuando hay comida deliciosa en la mesa. Habla con tus hijos sobre cómo saber cuándo terminar de comer, cuando se sientan cómodamente llenos y no “rellenos”, son dos sensaciones muy diferentes.
Durante la comida, anima a tus hijos a que observen cómo se sienten sus estómagos. Si tienen su comida favorita en la mesa, hazles saber que siempre se pueden guardar un trozo para la cena o para el día siguiente.
5. No uses los alimentos como premios o castigos
La comida tiene tres funciones principales: nutrición, social y emocional. Necesitamos una cierta cantidad de nutrientes para sobrevivir, entonces comemos. Comemos como un método de interacción social con familiares y amigos, o durante ocasiones especiales y días festivos. La comida también proporciona aportes emocionales, disfrutamos comiendo buena comida y de experiencias gastronómicas.
Eliminar los alimentos por un mal comportamiento u ofrecerlos por buen comportamiento le da una importancia a los alimentos que contraviene su propósito. Esto incluye sacar el bocadillo cuando un niño está llorando para detener una rabieta o proporcionar alimentos como actividad para evitar el aburrimiento. En el corto plazo, puede funcionar para calmar los comportamientos, pero a largo plazo, da a los alimentos un rol que es incorrecto e inapropiado.
6. Pide ayuda y soporte si lo necesitas
Si tienes una relación poco saludable con los alimentos, obtén el apoyo que necesitas para que puedas sentirte segura de ayudar a tus hijos a establecer una relación saludable con los alimentos. Esto no es fácil, pero ayudarte a ti primero, te facilitará la tarea de dar una correcta educación alimenticia a tus hijos.
Por Rosa Lesa (psicologa infantil)
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